Los motores Diésel perderán cada vez más importancia
- octubre 21, 2016
- Mecánica
Con fecha de caducidad. Así se encuentra actualmente la tecnología en el uso del Diésel como combustible en los motores de los vehículos pequeños, entiéndanse básicamente turismos. A pesar de ser mayoría en Europa (que no en el mundo), la moda de los vehículos Diésel está llegando a su fin por un seguido de razones que trataremos de explicar a continuación. Pero, si en Europa representan más del 52% de nuevas matriculaciones y en España, 2 de cada 3 coches nuevos matriculados actualmente son Diésel, ¿qué hace pensar en que se dará la vuelta a la tortilla en los próximos años?
Los motores diésel son los menos limpios y eficientes
En primer lugar, debemos hablar de las emisiones y las normativas anticontaminación. Actualmente, la normativa vigente es la llamada Euro6, en marcha desde 2014 y de obligatoria aplicación en todos los motores nuevos fabricados a partir de 2015. Con esta normativa se pretende reducir aún más las emisiones contaminantes, especialmente de los vehículos Diésel.
Como todo combustible fósil sometido a la reacción química de la combustión, este genera unos residuos como resultado de dicho proceso químico. El problema son las características de estos residuos: el residuo de la combustión Diésel se compone en mayor parte de partículas sólidas de hollín y de gases contaminantes de efecto invernadero, como los Óxidos Nitrosos o NOx.
A diferencia de los motores de gasolina, que emiten mayormente CO y CO2, los motores Diésel representan un serio problema por dos aspectos fundamentales en el tema de las emisiones: la cantidad de emisiones (proporcional a la cantidad de vehículos Diesel) y lo dañino de las partículas sólidas y los NOx en la salud humana.
Varios sistemas se han ido desarrollando para paliar este derroche de emisiones. Tales como los Filtros de Partículas o los aditivos a base de AdBlue han conseguido disminuir notablemente las cantidades de emisiones nocivas, pero las normativas Euro pretenden reducirlas aún más, provocando grandes inversiones en I+D de los fabricantes de estos motores que podrían no resultarles rentables en el futuro.
La adquisición de un coche Diésel puede salir más cara
En segundo lugar, tenemos el factor consumo de combustible como argumento para rebatir la futura eliminación del Diesel. Debido a su menor consumo de combustible (teórico) y a pesar de ser más caros en su compra, el usuario medio de un vehículo cree que amortizará la compra de su vehículo Diésel gracias a su menor consumo.
Pero hay que recorrer una gran cantidad de kilómetros anuales para compensar realmente el sobrecoste en la compra del vehículo, y dado que la media española de kilometraje anual está cerca de los 12.000km, es muy posible que muchos conductores no acaben amortizando la adquisición de un vehículo con esta motorización.
Otros factores para entender su declive
Además, hay que tener en cuenta otros dos factores directamente ligados a la economía de uso: en primer lugar, los motores actuales de gasolina (la mayoría turboalimentados y de inyección directa) han reducido sus consumos a niveles prácticamente iguales a los de sus homólogos Diésel.
Y en segundo lugar, los costes de mantenimiento de un Diésel moderno pueden dispararse en el preciso momento que el motor Diésel o el sistema anticontaminación se estropee. Entonces, todo el ahorro que se suponía gracias al teórico menor consumo de combustible, desaparece directamente. Volviendo a los motores de gasolina, los costes de mantenimiento siguen siendo los mismos que hace años, dado que la tecnología usada en estos motores no es tan propensa a las averías, especialmente a las averías por acumulación de residuos.
Para terminar con los argumentos económicos sobre los motores Diésel, añadiremos que los distintos gobiernos nacionales y grandes ciudades están trabajando en medidas para penalizar fiscalmente a este tipo de vehículos, con el argumento de su mayor emisión de partículas nocivas. El siguiente paso será prohibir la entrada en las ciudades de los motores Diésel más antiguos (y por ende más contaminantes) y progresivamente ir disminuyendo la edad de estos para restringir aún más su uso en ciudad.
Los grandes fabricantes están llegando al límite del desarrollo de los motores Diésel respecto a la reducción de las emisiones sin perjudicar las prestaciones, pero si las normativas Euro sobre anticontaminación cada vez son más restrictivas y los fabricantes se niegan a seguir invirtiendo millones, se espera un futuro cada vez más negro para esta mecánica.
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