Las diferencias entre el mantenimiento del coche Diésel y Gasolina
- junio 15, 2016
- Mecánica
El mantenimiento de un coche abarca muchos elementos más allá del común cambio de aceite y filtros. Muchas otras piezas sufren desgaste a lo largo de la vida útil del coche y efectuar un correcto mantenimiento suele prevenir averías costosas en muy gran medida. A continuación analizaremos las diferencias entre el mantenimiento que requiere un coche con motor diésel y un coche con motor de gasolina.
Mantenimiento del motor
La revisión del motor es el mantenimiento más habitual que se suele hacer en los coches cada cierto periodo de kilómetros. En ambos casos se cambia el aceite y los distintos filtros, pero las principales diferencias se centran en el cambio constante del Filtro de Combustible en el caso de los Diésel, mientras que en los motores de Gasolina este filtro es secundario.
En los Diésel es muy importante su sustitución periódica ya que los sistemas de inyección directa a alta presión así como las bombas de inyección son elementos de altísima precisión mecánica y de un coste muy elevado de reparación o sustitución, por lo que asegurarse con cada cambio de filtro de combustible que al circuito de inyección no llegarán impurezas que puedan dañar el sistema, es vital para asegurar su longevidad y correcto funcionamiento.
Siguiendo con los motores Diésel, en cada revisión se deben comprobar las bujías de incandescencia o calentadores, que precalientan el combustible para ayudar a un correcto arranque del motor.
Los motores de gasolina, en cambio, requieren periódicamente de la comprobación del espesor entre los electrodos de las bujías, para así asegurar un correcto salto de chispa y por ende, un correcto funcionamiento del motor. En caso de no presentar un aspecto correcto, deben sustituirse el juego entero. Asimismo, hay que comprobar que no presenten incrustaciones de residuos de aceite o carbonillas.
En cuanto a los tipos de aceite utilizados, los motores Diésel más modernos vienen equipados con Filtros Antipartículas, por lo que el aceite debe ser específico para este tipo de sistemas y contar con la homologación del fabricante del vehículo.
Por otro lado tenemos las correas del motor, tanto la de Accesorios como la de Distribución. En el caso de las correas de accesorios no difiere el mantenimiento según el tipo de motor. Se suele sustituir junto con la correa de distribución o en caso de desmontaje para realizar una intervención. De todas formas, si presenta desgastes anómalos o grietas también debe sustituirse.
En el caso de las correas de distribución la cosa ya difiere mucho más. En los motores Diesel más antiguos su sustitución debía hacerse entre los 90.000 y 120.000 kms, mientras que hoy en día gracias a las tecnologías Common Rail su vida se alarga hasta pasados los 200.000 kms, llegando incluso a cambiarse cada 240.000 kms. En el caso de los motores de gasolina, su sustitución sigue estando recomendada entre los 120.000 kms y 150.000 kms, dependiendo del fabricante. En caso de que la distribución fuera mandada por cadena metálica no existen diferencias de mantenimiento entre distintos tipos de motor.
En el caso de los sistemas anticontaminación, el mantenimiento de un Diésel el muy superior al de un Gasolina. Como anteriormente explicábamos, los Diésel equipados con Filtros de Partículas a la larga acaban obturando dichos filtros, por lo que algunos fabricantes requieren de un aditivo especial que inyectado junto con el combustible, «queman» estos residuos y así limpian los Filtros Antipartículas. Este líquido aditivo debe ser rellenado cada determinado tiempo, según si el uso del vehículo es mayormente urbano o mixto.
Otro de los aspectos del mantenimiento de un Diésel es la limpieza de las válvulas EGR (Exhaust Gases Recirculation en sus siglas en inglés) o la recirculación de gases de escape. Este sistema deriva parte de los gases de escape del motor de nuevo a la admisión para ser re-quemados y eliminar una pequeña parte de las partículas sólidas, pero en consecuencia estas válvulas con el tiempo acaban llenándose de carbonilla, obturándose y provocando un funcionamiento errático del motor, por lo que proceder a su limpieza cada 100.000km (o menos si funciona en ciclo urbano) es muy recomendable.
Por su parte, los motores de gasolina no requieren especial atención en los sistemas anticontaminación, aunque por la naturaleza de los gases de escape y su reacción con la condensación de la humedad ambiente que se produce en el escape, éste puede llegar a corroerse y romperse.
Mantenimiento de la transmisión
Después de ver las diferencias en el motor, seguiremos por la transmisión. Los embragues de los coches con motores Diésel suelen fatigarse menos y durar más, ya que el altísimo Par Motor que ofrecen estos motores hace que tengamos que cambiar menos de marcha, usar menos el embrague y, sobretodo, en los momentos de arrancar desde parado no hace falta revolucionar tanto el motor para empezar a mover el coche. Por los efectos contrarios, los embragues de un motor de gasolina suelen durar menos kilómetros. Por contra, los coches Diésel y sus sistemas de embrague tienen otros mantenimientos. Los llamados volantes motor Bimasa suelen romperse mucho antes en un Diésel que en un gasolina, dado que como comentamos el abultado Par Motor de un Diésel hace trabajar mucho más intensamente este elemento de la transmisión.
Mantenimiento del sistema de frenado
Por último, el sistema de frenado también requiere un mantenimiento distinto según el tipo de motor que use el coche. Dado que los motores Diésel pesan más, los coches con estos motores suelen estar unos kilos por encima de los de Gasolina, por lo que la fuerza de frenado debe ser superior y por ende, el desgaste de discos y pastillas a la larga es superior en un Diésel que en un Gasolina.
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