¿Por qué es importante tener al día las revisiones del coche?
- agosto 10, 2016
- Mecánica
Toda máquina compuesta por elementos mecánicos en movimiento sufre un desgaste más o menos acusado y por ello requiere de un mantenimiento periódico, el cual cumple con dos objetivos: mantener en buen estado de funcionamiento la máquina y prevenir futuras averías. Con los coches sucede exactamente lo mismo. Se trata de máquinas compuestas por muchísimos elementos mecánicos que requieren de un mantenimiento para mantener en buenas condiciones de funcionamiento todos sus componentes.
Los fabricantes de automóviles calculan y determinan con exactitud la periodicidad con la cual se deben realizar los mantenimientos programados. El fabricante determina en cada caso qué elementos hay que revisar, sustituir o ajustar, y es de suma importancia realizarlos las revisiones del coche.
En una revisión de mantenimiento, como comentábamos antes, se realiza una inspección de cara a prevenir futuras averías, ya que por el motivo que sea algunas piezas o sistemas pueden presentar un desgaste que, de no realizar el mantenimiento a tiempo, podría conllevar graves daños mecánicos para el vehículo.
En el caso de la revisión de filtros y aceites, la más habitual, es muy importante realizar la sustitución de todos los filtros según la programación del fabricante, aunque si se sustituyen en exceso (antes de lo que prevé el fabricante) será aún mejor. En el caso de los aceites y fluidos varios del vehículo es muy importante respetar los niveles, ya que por ejemplo con la variación de nivel de fluido puede detectarse una avería importante. En caso de que el nivel de aceite baje mucho entre intervalos de cambio, podría estar significando que el turbo del coche quema el aceite debido a un mal funcionamiento o desgaste excesivo. En caso de bajar el nivel de refrigerante del coche, podría suceder que «se lo come», o lo que es lo mismo, la junta de la culata tiene las horas contadas. Es muy importante fijarse bien en estos detalles del motor para prevenir posibles averías graves y proceder a su reparación antes de que sea demasiado tarde.
Otro de los aspectos muy importantes a controlar son las correas del motor, tanto la de servicios como la de distribución. Hay que revisar su estado periódicamente y proceder a su sustitución si la correa de servicios presenta un desgaste irregular o grietas en la goma, que nos estarán indicando que aquella correa está lista para romperse en el momento menos esperado, por ser demasiado vieja.
En cuanto a las correas de distribución, los fabricantes ya marcan unos periodos muy exactos y concretos para proceder a su sustitución preventiva. Esta correa no hay que dejarla pasar de largo nunca, ni tan solo unos pocos miles de kilómetros, puesto que la rotura de la correa de distribución desencadenaría la total destrucción de los elementos móviles internos del motor. Se chafarían las válvulas contra los pistones, estos quedarían agujereados y muy probablemente rayarían las paredes de los cilindros, si con suerte no se dobla una biela. En resumen, acabaría costando un motor nuevo del coche por no haber cambiado una correa cuando era el momento.
Asimismo, todos los componentes que acompañan a las correas, ya sean rodillos guía, tensores o bombas de agua, hay que proceder a su sustitución junto con las correas, ya que de romperse un rodillo el resultado acostumbra a ser bastante catastrófico para la mecánica.
En una revisión también se detectan holguras y ruidos, para detectar posibles desgastes en las partes que conforman la suspensión o la dirección. Las rótulas de suspensión con el tiempo pueden coger holguras, lo que acaba redundando en golpeteos muy fuertes contra el chasis, movimientos irregulares, un desgaste mucho mayor y más rápido hasta llegar a la rotura total de la pieza, lo que podría desembocar en un grave accidente. En el caso de las rótulas de dirección, lo mismo. Un desgaste casi inapreciable y no resuelto en su momento acabará casi a todas luces con la sustitución de la caja de dirección entera, puesto que las holguras y los golpeteos acabarán dañando sus componentes internos.
En cuanto a las transmisiones, hay que fijarse bien en los fuelles guardapolvo, que no presenten grietas ni fisuras. En caso de presentarlas, hay que sustituir los fuelles guardapolvo de inmediato, ya que en poco tiempo se esparce la grasa que guardan en su interior y el polvo y tierra que levanta el coche se meten dentro y actúan como una pasta esmeril: lijando las piezas en movimiento y provocando holguras y ruidos molestes bastante importantes, llegando incluso a poder romper la junta homocinética de las transmisiones. En los coches todo terreno es muy importante engrasar constantemente las juntas y las crucetas, para evitar precisamente estos nefastos resultados.
En los sistemas de confort, como podría ser el cierre centralizado o elevalunas eléctricos, hacer un pequeño repaso y lubricación en cada revisión permitirá disminuir el desgaste de estos elementos y alargar notablemente su vida. Y en caso de presentar un funcionamiento no correcto o hacer ruidos extraños, siempre hay que hacer repasar los sistemas en el Taller Oficial para evitar que se acaben rompiendo en el momento menos esperado.
Como podemos ver, en las revisiones del coche es bueno el dicho de «más vale prevenir que curar», y más viendo que una simple revisión puede hacer ahorrar al conductor un buen disgusto para el bolsillo. En resumen, realizar un correcto mantenimiento al vehículo acaba resultando mucho más económico a largo plazo.
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