Avances tecnológicos en la dirección y la suspensión
- febrero 24, 2017
- Mecánica
La constante evolución tecnológica en los sistemas de dirección y suspensión ha conseguido que actualmente elementos tan avanzados como la dirección asistida electrónica, sean cada vez más habituales en los vehículos de producción.
Entonces, si a día de hoy estos sistemas pueden funcionar de modo autónomo durante maniobras como el estacionamiento, y existen sistemas de suspensión adaptativa para conseguir el mejor resultado en cada condición del terreno o tipo de conducción… ¿cuál es el siguiente paso?
Avances en los sistemas de dirección
En cuanto a las mejoras relativas a la dirección de los coches, hemos visto una evolución que nos lleva desde las tradicionales direcciones mecánicas, direcciones hidráulicas o direcciones electrohidráulicas, hasta terminar en las actuales direcciones eléctricas, donde a pesar de toda la gestión electrónica, sigue existiendo una unión mecánica entre el volante y la cremallera de dirección, algo que llega a desaparecer en la dirección Steer-by-wire.
Esta tecnología, en la que la electrónica gana peso sobre las piezas mecánicas, sí es ya habitual en el sistema de aceleración, donde no encontramos el cable del gas, el cual unía tradicionalmente el pedal con la mariposa o la bomba inyectora. Así, en la actualidad el cable ha desaparecido y en su lugar se colocan sensores angulares que miden la posición del pedal; esa información es recibida por un procesador, el cual abre por medio de un motor actuador la mariposa del gas, o envía señal al calculador de inyección (en el caso de los Diésel).
Volviendo a los avances en la dirección, los sensores en el volante miden los movimientos por parte del conductor. Esta información es enviada a uno o hasta tres procesadores, los cuales controlan actuadores en la dirección con el fin de mantener la dirección del vehículo en concordancia con los movimientos del conductor, haciendo desaparecer la unión mecánica entre volante y cremallera, generando mayor rendimiento, automatización, confort, y mejor optimización del espacio.
Para garantizar la seguridad de estos sistemas, que dependen de manera absoluta en la gestión electrónica, en los vehículos que usan esta tecnología se usan hasta tres procesadores, y también están provistos de un embrague que unirá el volante con la cremallera en caso de que se detecte algún error o fallo en el sistema.
Avances en los sistemas de suspensión
En lo que a la suspensión respecta, durante los últimos años se han mejorado enormemente los sistemas de suspensión adaptativa y sistemas de control de balanceo. Así, los sistemas neumáticos han evolucionado hasta el punto de convertir el coche en un todoterreno o en un deportivo, aumentando o disminuyendo la altura libre al suelo así como el tarado de la suspensión a voluntad del conductor. En modo automático, el mismo sistema se encarga de ir «leyendo» la carretera para detectar las irregularidades y así anticiparse y adaptarse a las circunstancias. Unos radares situados en el frontal del vehículo envían las lecturas del firme al calculador de la suspensión, que determina según los parámetros programados, la mejor configuración instantánea de suspensiones.
Asimismo, están ganando terreno las suspensiones magnéticas, como son conocidas popularmente. Estos sistemas consisten en amortiguadores llenos de ferrofluido, que al ser sometido a una carga magnética varía su densidad, variando así el comportamiento del amortiguador. Los distintos sensores del vehículo son los encargados de dar las informaciones necesarias al calculador para que éste determine la carga magnética a la que deben ser sometidos los ferrofluidos de los amortiguadores, para así adaptar instantáneamente el comportamiento de la suspensión del coche.
En cuanto al control activo de balanceo, sistemas similares a los anteriormente descritos se aplican para contrarrestar en la medida de lo posible el balanceo de la carrocería respecto al suelo. Esto sistemas endurecen o ablandan las esferas o amortiguadores estabilizadores del lado contrario al que se traza la curva, compensando de esta manera el molesto balanceo y consiguiendo un mayor confort y prestaciones.
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