Cómo afectan las altas temperaturas al rendimiento del motor

La temperatura ambiente es un gran condicionante para el funcionamiento y el rendimiento de los motores. En concreto el calor extremo del verano influye negativamente en todo tipo de propulsores, también en las motorizaciones eléctricas. Vamos a ver cuáles son los hándicaps más habituales que puedes encontrarte en el motor de tu vehículo.

Pérdida de potencia

Con la subida de las temperaturas el aire que llega al motor tiene cada vez menos oxígeno. De la misma manera que sucede cuando se sube a montañas de altitudes muy elevadas, esto hace que la mezcla que se produce en el interior los cilindros no sea la ideal y el resultado es una pérdida de potencia.

Esto se nota sobre todo a temperaturas por encima de los 30ºC y en los motores turboalimentados o con compresor de aire, sobre todo si no llevan intercooler, ya que necesitan más aire para funcionar. La pérdida de potencia puede llegar a ser de hasta 15 CV.

Aumento del consumo

La menor cantidad de oxígeno en la mezcla obliga al motor a inyectar una mayor cantidad de gasolina o diésel en los cilindros. El resultado es obvio: aumenta de manera sensible el consumo de combustible, en una media de un litro cada 100 kilómetros.

Se reduce la autonomía en los vehículos eléctricos

En los coches eléctricos son las baterías las que más sufren las altas temperaturas. Porque el calor extremo hace que se aceleren las reacciones electroquímicas en su interior. Por lo tanto, se produce un mayor consumo de energía y una pérdida de autonomía.

Cuáles son los riesgos que provocan las altas temperaturas a nivel mecánico

Tras todas estas consecuencias negativas que tienen las altas temperaturas sobre el rendimiento de todo tipo de motores llega la buena noticia. Y es que a pesar de esta pérdida de potencia y aumento del consumo lo cierto es que los coches modernos suelen estar bien preparados para el calor extremo. Así que puedes estar tranquilo: aunque notes que tu coche acusa la canícula, lo cierto es que es muy poco probable que estos problemas acaben provocando una avería.

Por ejemplo, las baterías de los coches eléctricos están diseñadas para trabajar óptimamente a entre 14 y 25ºC. Para evitar superar esta horquilla y rebajar la temperatura en momentos puntuales, muchas ya incluyen un sistema de refrigeración líquida propia con electroventiladores adicionales.

En cualquier caso, es de vital importancia revisar el buen funcionamiento del sistema de refrigeración para garantizar que mantiene el motor a su temperatura óptima, que en las mecánicas actuales suele estar entre los 100 y los 110ºC. Así, comprobar en las revisiones que el nivel del líquido refrigerante es el adecuado y que no existen fugas es todavía más importante durante los meses de verano. Las evaporaciones pueden jugarte una mala pasada.

En cuanto al aumento del consumo, es posible combatirlo con una reprogramación de la centralita ECO.

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