Los materiales para fabricar carrocerías de automóviles

Tan pronto como los primeros usuarios del automóvil se mojaban cuando llovía y tenían frío en invierno, nació la necesidad de envolver al automóvil con alguna cosa que protegiera a los ocupantes. Así nacieron las primeras carrocerías.

Al principio, el uso de madera y chapa estampada era común en los distintos fabricantes de carrocerías, ya que antiguamente no necesariamente los fabricantes de automóviles fabricaban sus carrocerías, sino que existían los llamados carroceros, verdaderos especialistas en vestir a los automóviles.

Poco a poco fueron evolucionando las tecnologías y la fabricación de carrocerías empezó a perfeccionarse con el uso de nuevos materiales y diseños aerodinámicos para aprovechar mejor el flujo de aire y ofrecer menos resistencia al mismo.

Así nacieron las primeras carrocerías de aluminio pulido, que hicieron famosos a los coches de carreras alemanes de pre-guerra, a los que se apodaron Flechas de Plata debido al aluminio pulido.

Aún así, en la fabricación comercial de vehículos el aluminio era demasiado caro como para rentabilizarlo, así que el uso de chapa de acero estampada se erigió como la mejor solución al problema de materiales para las carrocerías, aún en uso hoy en día. Pero el acero presenta un problema: el peso. Y el peso redunda en mayores consumos y menores prestaciones. De este modo, algunos atrevidos fabricantes y atrevidos carroceros empezaron a trabajar con otros materiales distintos al aluminio y al acero, como los derivados plásticos y composites.

Uno de los más conocidos casos es el del Alpine A110, con su carrocería de fibra de vidrio ultraligera. Pronto, otros fabricantes como Lancia en su Stratos usaron de este material para conformar las carrocerías de sus deportivos más suculentos.

Gracias a la evolución tecnológica en el mundo de la competición, pronto otros materiales sustituyeron progresivamente a la fibra de vidrio, que acusaba excesiva fragilidad en caso de golpes y resistencia a las deformaciones. De este modo, se empezó a trabajar con materiales derivados de la aeronáutica, como el Kevlar o la Fibra de Carbono, materiales muchísimo más resistentes y mucho más ligeros que otros materiales usados en la conformación de carrocerías.

Pero estos acusaban otro problema: el coste. De esta forma, estos materiales a día de hoy se han visto limitados a su uso en competición o en vehículos de alta gama o superdeportivos exclusivos.

Para los vehículos de comercialización normal se sigue empleando el acero, aunque gracias a los avances actualmente el tipo de acero usado para la estampación de chapa de carrocerías presenta unos grosores muy inferiores respecto décadas atrás, lo que redunda en un menor peso. A su vez, son mucho más resistentes que antaño.

Cada vez más, debido a la necesidad de reducir los consumos y emisiones, los fabricantes están tomando mano del aluminio y sus aleaciones, así como del uso de plásticos ligeros en piezas no estructurales como aletas y portones o capós, combinados con la estructura principal en acero especial para la fabricación de carrocerías, obteniendo unos resultados de ligereza y resistencia igual o superiores a los materiales especiales usados antaño, pero con un coste de fabricación notablemente inferior.